EL
INVENTARIO HAMBLER
Sentada.
Lo
que me asombró era el “ dónde”.
Ella
( creo que detrás de esa pelambre enmarañada y roñosa había una “ Ella”). Con
esas formas groseras que adquieren los alimentados a pura harina y nada más.
¿Edad?
No
tenía.
Los
pobres no tienen edad. Podría decir lo mismo catorce que treinta y nueve.
Y una
piel tan engrosada por el frío que no traslucía venas.
¿ Qué
hacía?
Contaba
minuciosamente chocolates “HAMBLER” ( sí, con “R”) y seguramente con alguna
fecha de vencimiento poética.
Los
vendía en el tren y decidió tomarse un rato para acomodar , inventarear, poner
y sacar la mercadería en un acto amoroso, que por más que intenté adivinar
dónde aprendió no pude.
Era
como si dentro de ese universo de paquetes que contenían, sabe Dios qué
derivado del cacao, se alojase un mundo
paralelo en miniatura donde ella era Reina y Señora.
Desplegaba
un juego entre su deseo y lo arbitrario que fuera de la caja resultaba
imposible de imaginar.
De
tan salvaje me pareció ajena.
De
tan delicada me pareció salvaje.
Colgaban
sus piernas del andén...
Eran
sus piernas o el tren pasando.
No
cabían las dos imágenes en el mismo instante , en el mismo planeta, en el mismo minúsculo lugar.
Tanto
cuidado en el inventario “HAMBLER” y tanto descuido de su propio cuerpo eran
dos posibilidades asombrosas que sí cabían en esta historia.
¿
Conocía de memoria acaso el circular de las maquinas con sus vagones, sus
horarios , sus momentos que podía licenciarse en el olvido del peligro con las
piernas colgando del andén?
Peligro...
Peligro
fue nacer y se animó.
Peligro
fue ese día a día subsistir en lo que ella y los suyos llamarían existencia.
Tener
hijos para vivir vidas invivibles y repetir morbosamente el rito de acomodar
chocolates, pilas, caramelos...
Da
igual...
Por
dónde pasearían sus pensamientos?
Qué
la atormentaría?
Habría
para ella sueños, ideas, deseos?
Yo
sufriendo esas incógnitas y ella ahí, como si nada, apostando su todo por nada,
provocándome escalofríos y con sus piernas...(sí. Ya sé que lo dije)...
colgando del anden.
El
final de esta historia fatal, que juro no estar inventando, sobra.
Todo
tren va a donde tiene que ir Señores!!!!
Parte-camina-llega
Una
vía es una vía y no se desvía.
El
que no apuesta no gana.
Habrá
ganado o perdido Ella?
Esta
es la pregunta que ahora no me deja dormir.
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