lunes, 10 de agosto de 2020

Un diálogo se oculta en el escándalo

 


En la casa de mi hermana Julia en City Bell no existe el silencio…

En la casa de mi hermana Julia no hay  lugar específico asignado  para los objetos ni las personas.

Cada quien transita su espacio según su capricho y así las la vida circula en una especie de órbita caótica y libertina entre, niños, perros, gatos, libros, mi cuñado y sus canciones, guitarras, vecinos que entran y salen, juguetes, y la ciencia, que es el otro medio universo de mi hermana Julia.

En este tipo de ámbitos se escucha todo al mismo tiempo.

Es  una partitura abigarrada e indescifrable que se apresura a manifestar  belleza si uno  toma el desafío de   escuchar todo junto para lentamente ir discriminando cada mundo .

A mí, con mi tendencia a los compartimentos estancos, las cajas de archivo, el silencio, el orden de la música académica, la ausencia de mascotas, la hija prolijita, transitar el universo de la vida cotidiana de mi hermana me resulta una aventura que convoca un ejercicio de tolerancia que ejerzo a fuerza de amor más que por inercia..

En esa casa se amanece temprano, no hay otra opción, con la primera luz del día aparece el silbido de la pava para  el mate, las patas descalzas de mis sobrinos tocando el suelo, los ladridos, el lavarropas y la radio… la radio como sonido ambiental  pero no tan de fondo.

A veces dos, tres sintonías diferentes en diversos ambientes de la casa.

Para las almas noctámbulas que amanecemos pasado el mediodía es todo un desafío amanecer así tan de golpe en esa sobredosis de sonidos!

Esa mañana, entre lagañas, mate amargo, tostada, pude descubrir en un pentagrama de la sinfonía a mi hermana duchándose a lo lejos para salir al laboratorio donde trabajaba. Escucho a Julia despotricar, putear enojada, hablar con alguien, le retrucaba argumentos, conversaba a los gritos con alguien.

 No era una charla amable, mucho menos  un debate respetuoso.

Era una discusión, una compulsa!!!

- “¿Qué decís?  ¿De verdad estás diciendo eso?  ¡Cállate!!!  ¡Anda a lavarte las tetas querida!!

¡Todos estos improperios repetía mi hermana en el diálogo misterioso que sostenía en la ducha en supuesta soledad

-Con quién discute Julia en el baño?- le pregunté finalmente a mi cuñado

-Con Magdalena!! Siempre que se ducha a la mañana se pelea con Magdalena

-Quién es Magdalena?

-Magdalena,… Ruiz Guiñazú…. Ella discute con la radio todas las mañanas!! Es como su terapia- me dice mi cuñado con la misma naturalidad con la que luego escupe la semilla de la mandarina.