En la casa de mi
hermana Julia en City Bell no existe el silencio…
En la casa de mi hermana
Julia no hay lugar específico
asignado para los objetos ni las personas.
Cada quien transita su
espacio según su capricho y así las la vida circula en una especie de órbita
caótica y libertina entre, niños, perros, gatos, libros, mi cuñado y sus
canciones, guitarras, vecinos que entran y salen, juguetes, y la ciencia, que
es el otro medio universo de mi hermana Julia.
En este tipo de
ámbitos se escucha todo al mismo tiempo.
Es una partitura abigarrada e indescifrable que
se apresura a manifestar belleza si
uno toma el desafío de escuchar todo junto para lentamente ir
discriminando cada mundo .
A mí, con mi
tendencia a los compartimentos estancos, las cajas de archivo, el silencio, el
orden de la música académica, la ausencia de mascotas, la hija prolijita,
transitar el universo de la vida cotidiana de mi hermana me resulta una
aventura que convoca un ejercicio de tolerancia que ejerzo a fuerza de amor más
que por inercia..
En esa casa se
amanece temprano, no hay otra opción, con la primera luz del día aparece el
silbido de la pava para el mate, las
patas descalzas de mis sobrinos tocando el suelo, los ladridos, el lavarropas y
la radio… la radio como sonido ambiental
pero no tan de fondo.
A veces dos, tres
sintonías diferentes en diversos ambientes de la casa.
Para las almas noctámbulas
que amanecemos pasado el mediodía es todo un desafío amanecer así tan de golpe
en esa sobredosis de sonidos!
Esa mañana, entre lagañas,
mate amargo, tostada, pude descubrir en un pentagrama de la sinfonía a mi
hermana duchándose a lo lejos para salir al laboratorio donde trabajaba. Escucho
a Julia despotricar, putear enojada, hablar con alguien, le retrucaba
argumentos, conversaba a los gritos con alguien.
No era una charla amable, mucho menos un debate respetuoso.
Era una discusión,
una compulsa!!!
- “¿Qué decís? ¿De verdad estás diciendo eso? ¡Cállate!!!
¡Anda a lavarte las tetas querida!!
¡Todos estos improperios
repetía mi hermana en el diálogo misterioso que sostenía en la ducha en
supuesta soledad
-Con quién discute
Julia en el baño?- le pregunté finalmente a mi cuñado
-Con Magdalena!! Siempre
que se ducha a la mañana se pelea con Magdalena
-Quién es Magdalena?
-Magdalena,… Ruiz
Guiñazú…. Ella discute con la radio todas las mañanas!! Es como su terapia- me
dice mi cuñado con la misma naturalidad con la que luego escupe la semilla de
la mandarina.
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