martes, 30 de octubre de 2012

EL LLANTO DE LA HORMIGA

Estaba apurada y saliendo de casa ya cuando el espejo me dió la mala noticia de que me había convertido en hormiga.
Que mala costumbre tienen los espejos de anoticiarnos sin analgésicos.
Ahí grande y humano estabas vos... el que duerme conmigo en la cama...
A punto de pisarme y sin la menor idea de que yo ya no era yo sino una hormiga y para colmo igual a todas las hormigas comunes y corrientes.
Te grité, lloré lágrimas diminutas pero no pudiste verme. 
Intenté llamarte por teléfono, una nota, un recado pero resulta que las hormigas somos seres inferiores y poco desenvueltos. Solo trabajar sabemos.
Y debajo de tu zapato quedé herida y machucada con un dolor que llega hasta a las uñas.
Y vos preguntándote dónde estoy yo, dónde buscarme.
Y yo pidiéndote a gritos que me mires.... 
Estoy cerca, acá nomás... en nuestra casa.
Que desencuentro mas trágico este mi amor!!!
Tan cerca y mucho mas lejos los dos.

Y yo tan necesitada de tus manos y tus besos.

.