sábado, 30 de abril de 2011

Las mañanas de Amanda

Un martillo en la pared del vecino de la casa de Amanda la sacó del sueño y la colocó en un nuevo e incierto día.
No son horas de clavar ni colgar nada en la pared, domingo once de la mañana.
El maldito clavito me sumará unas horas mas de realidad .
No estoy para realidad... pensó...

La persiana al levantarse tampoco fue muy piadosa con ella. Era un dia radiente...
No estoy para soportar dias radiantes.
Los días radiantes ostentan alegrías ajenas.
Cursis dias radiantes... pensó...

Baño, aguas que salen y entran, espejo, lagañas, ojeras.
La piel... podría estar peor...
Piel, para que te quiero? sos mi maldito traductor de la aspereza del universo...pensó

Las mañanas no son buenas para amanecer...
Las mañanas traen consigo ladrillos infinitos de horas que vendrán a molestarme con sus carcajadas.
Las mañanas me desesperan.
Mañana será otro dia radiante y cruel conmigo pensó...

Cocina, luz, jarra eléctrica, enchufe, taza, café,
heladera con un limón muerto,  platos de ayer sin lavar...
podría ser peor... pocos platos, poca gente come conmigo.
poca gente conmigo pensó...

el primer sorbo de café.
el segundo, quema?  NO
tercero y la sorpresa.
el cuarto y la rotunda sensación de que algo había cambiado.
Algo no es como ayer... pensó

El café, no tiene gusto
azucar, no tiene gusto
mermelada, no tiene gusto.

Amanda escupió y salió de la cocina
Baño, luz del baño, espejo, boca.
Vacío.
Amanda ya no tenía lengua.
En su boca estaba todo en su lugar, igual que ayer, menos su lengua que se había mandado a mudar.

La vida ya no tiene gusto, ni dulce, ni amargo para mi... pensó
Pensó... no quedo otra que pensarlo...
no siquiera puedo decirlo...
pensó.



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